La decisión de ir al psicólogo no es fácil, ya que conlleva reconocer que hay “algo” que no va bien en nuestras vidas. Es importante que sea la propia persona quien decida si ir o no a terapia, ya que es ella, quien mejor se conoce a sí misma. La toma de esta decisión, muchas veces genera temor, vergüenza o un sentimiento de vulnerabilidad dado que se exponen nuestros sentimientos y emociones a una persona desconocida. No obstante, este es un paso necesario para ayudarnos a lidiar con situaciones emocionales complejas o dificultades que no podamos o no sepamos como afrontar.
Antes de ir a terapia, sería recomendable conocer que significa y que esperar de ir a una consulta de psicología.
¿Qué es la psicoterapia?
La psicoterapia es la relación de ayuda entre un psicólogo y una persona. El psicólogo se encargará de guiar al paciente el proceso de cambio y aprendizaje, ofreciendo las herramientas adecuadas para poder afrontar mejor las dificultades y tener así una mejor calidad de vida.
Motivos para acudir a terapia
Existen diversas razones por la cuales una persona decide ponerme en manos de un profesional, ya sean por situaciones que generan sufrimiento, perjudicando el día a día de la persona o bien porque desean cambiar el rumbo o algo de su vida. Algunas de ellas son:
Gestión o regulación de las emociones: Aprender a identificar y manejar las emociones negativas o situaciones emocionalmente intensas, para poder afrontar el día a día.
Pensamientos intrusivos o limitantes: Pensamiento negativos sobre nosotros o los demás que impiden que seamos felices y realizar una vida normal.
Pérdida de un ser querido: La perdida siempre implica dolor, en el caso de que se prolongue en el tiempo y afecte significativamente a la vida de la persona, es conveniente acudir a un profesional.
Cambios vitales: Cambios de etapa de vida tales como: paternidad o maternidad, cambio de trabajo, nido vacío, jubilación etc; que requieren un proceso de adaptación a la nueva situación En algunos casos, este cambio requiere además, un cambio de actitud y de desarrollo de nuevas habilidades. Este proceso puede ser acompañado por un psicoterapeuta.
Superar miedos: Sobrellevar los temores, medios o fobias para poder llevar un funcionamiento de vida normal. A menudo la superación de miedos, sobre todo, si es extremo o no adaptativo, necesita el apoyo de un psicólogo.
Baja autoestima e inseguridad: Sentirse con frecuencia vulnerable, inferior o culpable genera sufrimiento y pérdida de confianza en la propia capacidad de la persona. La ayuda de un psicólogo permitirá que la persona se valores y se siente capaz.
Cambios de conductas inadecuadas: Hábitos dañinos que son frecuentes (pelearse, fumar, adicciones…), que la persona no puede dejar de hacer, aunque sepa que no le favorece. La ayuda de un profesional será adecuada en estos casos.
Problemas de relación: Dificultades que atraviesan las parejas, familia, amigos o compañeros de trabajo que generan malestar y afectan a la vida de la persona. El psicoterapeuta trabajará la comunicación, expectativas y objetivos que se quieran alcanzar para mejorar la relación.
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