Muchas veces existen tareas o acciones que dejamos para más tarde, sin razón aparente. Según su definición, procrastinar, significa posponer o aplazar tareas, deberes o responsabilidades por otras actividades, que resultan más gratificantes tales como: leer, jugar a videojuegos, mirar el móvil, ver TV tumbarnos en el sofá, entre otras, nos libera niveles de estrés y nos estabiliza anímicamente. Esto tiene su origen en que la acción de procrastinar está en nuestro ADN como seres humanos. Según el neurocientífico, Julien Vion, el circuito del placer tiende a buscar placer inmediato, en vez de afrontar una tarea difícil o poco estimulante.
Otro motivo de procrastinación puede ser el relacionado con el manejo de las emociones. La conducta de no realizar una actividad exigente (poco placentera) y preferir hacer una tarea poco exigente (con una recompensa mayor, que guste y sea inmediata), posterga nuestra tarea principal. Avistamos sensaciones que no se quieren sentir, por ejemplo: las generadas por el miedo. Miedo a fracasar, a no ser capaz, a que nos salga mal, etc. El miedo o cualquier sentimiento que no nos apetezca sentir, favorecerá el dejarlo para otro momento.
Es necesario, también diferenciar la procrastinación eventual, que se realiza de manera ocasional, de la procrastinación crónica. La primera, ocurre ya sea por cansancio normal de nuestra mente y cuerpo, o por una evaluación de la situación y pensar con detenimiento antes de ponernos en acción, mientras que si se extiende en el tiempo, se convierte en una hábito y puede llegar a afectar de manera significativa a las decisiones de nuestra vida cotidiana.
Por ello, para dejar de procrastinar o más bien, para poder realizar tareas completas y alcanzar nuestras metas que nos hemos propuesto, hay que ser consciente del valor de la tarea y la responsabilidad que tenemos con ella. Se tiene que lograr hacer la tarea pendiente, pero también decidir no hacerla. Lo importante es decidir si se posterga e o no.
Recomendaciones para evitar de procrastinar en exceso
-Priorizar las tareas urgentes y/o importantes de las que no. Considera que nos siempre se hace lo que se quiere. Realiza solo lo que puedes abarcar, no caigas en el famoso dicho: “quien mucha abarca, poco aprieta”.
-Organiza tus tareas y plásmalas en un lugar a la vista: Puedes realizar una lista de tareas para ayudarte y ponerla en un sitio visible para que no se te olviden.
-Establece plazos para tus metas. Comprométete a realizar tus tareas en un plazo de tiempo determinado. Esto te ayudará a tener un seguimiento y valorar tu progreso.
-Divide las tareas por partes, si es preciso. En caso de una tarea larga y tediosa, divídela en tareas más cortas y más fáciles de hacer, lo que favorecerá tu motivación para conseguirla.
-Crea un ritual previo: Crea una serie de pasos que te ayuden a “ponerte en situación” antes de realizar la tarea. Por ejemplo: puede ser unos minutos de meditación, respiración, una taza de café, etc.
-Distráete, pero no en exceso. Es normal atender a distracciones. Préstales atención, si lo deseas por unos momentos, pero no te recrees en ellas.
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